En 2001 el Liverpool logró vencer en una agónica final al Deportivo Alavés español, club que se convirtió en la sensación del certamen. En 2002, el Feyenoord regresaba a una final internacional después de 28 años. Pero un autogol de Delfí Geli en contra de los vascos a tres minutos del final de la prórroga dejó al equipo español sin poder levantar el título.