Si, por otro lado, él estuviese concentrado y presionase al guardameta, esto permitiría que el equipo ganase un espacio importantísimo, en la medida en que el espacio se reduciría y las líneas se volverían a juntar. “El problema es que si el equipo sabe como debe jugar, cuando recupera la pelota, se abre mucho y, al hacerlo, los defensas adversarios quedarán muy alejados entre sí y no existirán coberturas. “implica una evolución mental, no el instintivo asalto al adversario o el primitivo reclamar la pelota, sino la racionalización más amplia de la relación espacio-temporal en cuyo interior se mueven más componentes: los compañeros, antes de nada, después la pelota, y al final, el adversario”. Lobo, 2002) Relacionado con la creación de superioridad numérica y el constreñimiento espacio-temporal está también, más allá de la «defensa en zona», el pressing. La intención que está subyacente a la idea de hacer un «campo pequeño» es, como vimos, conseguir permanente superioridad numérica en las zonas próximas al balón y, de esa forma, colocar al equipo adversario bajo una constante reducción espacio-temporal. Se estuviese a dormir, a lamentarse o a quejarse ante el árbitro y perdiese la concentración, permitiría que el guardameta subiese hasta el limite del área grande y todo el equipo tendría que retroceder.
Es el equipo el que responde ante las situaciones que se presentan, situaciones esas que todos los jugadores tienen que identificar (lo que requiere entrenamiento)”. O sea, creemos que se trata de respuestas colectivas ante señales (o indicadores), que, cuando son debidamente identificadas, llevan a que el equipo actúe como un «todo». En esta medida, no nos extraña que Fernando Santos no tenga conseguido colocar a su equipo presionando adelantado con regularidad. En esta medida, quedamos con la idea de que la «defensa en zona» se trata de una forma de organización defensiva más económica en términos energéticos cuando es comparada con la «defensa hombre a hombre» o «individual». Paralelamente, las líneas que se encuentren detrás de la posición de la pelota (incluyendo los guardametas) deben reducir los espacios entre sí para provocar una gran densidad defensiva que dificulte la progresión del juego ofensivo del adversario y favorezca la recuperación de la pelota (López López, 2003). Muy probablemente, ésta es una de las razones por las cuales Cruyff (1985, cit. Estamos de acuerdo con Bangsbo y Peitersen (2002) cuando proponen que el desplazamiento de las líneas debe aparentar una “unidad elástica” donde el movimiento de una trae consigo a las restantes.
Valdano, 2002) a afirmar que “la zona es libertad”. En todos los balances ofensivos que se hagan paralelos a mi portería, los jugadores oscilan en función de la zona que tienen que ocupar. Depende para donde se muevan los jugadores adversarios! Fácilmente se desprende de las palabras de Guilherme Oliveira que es la ocupación cuidada e inteligente de los espacios más valiosos la que permite, por arrastramiento, «controlar» a los adversarios sin balón. Intentando darnos un ejemplo práctico de lo que es estar equilibrado defensivamente cuando se ataca, Mourinho acaba, curiosamente, por coincidir con la perspectiva anterior: “Puedo dar el ejemplo de un entrenador con el que trabajé (aunque no sea mi caso, porque no veo las cosas de esa forma) que decía, muy claramente, que teniendo el balón cinco jugadores tenian que estar detrás de la línea del balón. Yo quiero siempre por lo menos tres hombres en mi línea defensiva cuando estamos atacando”. Es cierto que esta forma de organización defensiva es mucho más compleja que la «defensa hombre a hombre», pues, es perfectamente posible ponerla en práctica desde que el concepto esté completamente claro y se planifique de forma adecuada el entrenamiento. Al ser así, no es de extrañar que Ferrari (2001), refiriéndose al necesario equilibrio que la organización defensiva debe evidenciar, señale que el «marcaje hombre a hombre» puede llevar a que el equipo lo pierda.
En contrapartida, si presionamos avanzado con el equipo cerrado defendiendo en zona, la presión es mucho menos desgastante”. Probablemente porque de esa forma tenía menos espacio y tiempo para disponer de su creatividad y contaba con un equipo cohesionado enfrente. Es esa agresividad interpretada con sentido negativo la que conduce a menos tiempo de juego, a un mayor número de faltas, a menor número de situaciones de gol, a más conflicto, más problemas para los árbitros, más tarjetas”. Hay equipos que son tildados como agresivos, cuando la agresividad no es eso. Y, como ya hemos afirmado,para nosotros, eso no es organizar defensivamente un equipo, en la medida en que no existen principios que estructuren de forma sólida y coherente el funcionamiento defensivo colectivo. Mourinho y Guilherme Oliveira evidencian eso mismo, porque ésa es una de las situaciones que buscan como alternativa a la inmediata recuperación en la «zona de presión» creada.
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