Baqué, Pierre. «Algunas preguntas, reflexiones y comentarios sobre una práctica universitaria de investigación en artes plásticas». Cátedra de Artes 1 (2005). Medio impreso. Cajas que viajan desde la empresa que traslada y encartona la leche, hasta la vida cotidiana de miles y quizás millones de personas; pasando por el almacén o el supermercado. Pero la niña no sólo hace referencia a su capacidad de venta, a sus evocaciones sentimentales (Carlos, su amiga Laura que come pizza a cambio de sus besos), sino también a las imágenes de niños perdidos impresas en cajas de leche. Niño se decía puber en latín y era una expresión que podía usarse hasta con personas de 28 años, al tiempo que los cronistas medievales asociaban muchas veces a estos niños cruzados con la edad de 12 años, debido al pasaje bíblico en el que Jesús aparecía escapándose de su casa a esa edad, a la vez que asociaban pureza con pobreza.
Al ritmo del rap, se escucha como parte del diseño sonoro, entre otros a la cantante española Mala Rodríguez y algunas canciones que hoy son la actualidad -y pertenecen una vez más a la usanza de la juventud-, situándonos en el tiempo presente que, siguiendo la vieja frase de Marx, será también desvanecido en el aire, convirtiéndose, tarde o temprano, en lo pasado de moda. El presente trabajo se basa en el análisis de la identidad visual, la gestión de marca y el patrocinio de equipos deportivos. Bahamonde, Farriol, Rodríguez-Plaza. «La bandera: creación e identidad en el arte chileno contemporáneo». Al final de esta preparación, en la que sentimos una desconcertante ambigüedad entre lo espectacular como representación convencional y lo que Richard Schechner ha llamado un texto performativo (Féral, 2004), deviene un silencio casi total que anticipa la aparición en pantalla de unos letreros que informan al público acerca del hecho histórico, al parecer nunca suficientemente probado, de la cruzada medieval llevada a cabo por niños y adolescentes de Francia y Alemania en el año de 1212. Niños y adolescentes, guiados por la idea de que lo que no habían podido hacer los adultos, pretendieron liberar la ciudad de Jerusalén de manos sarracenas, en cuanto dato atravesado por uno de los tantos desvaríos colectivos que suele insertar la historia y sobre todo la historiografía.
Buenos Aires: Galerna, 2004. Medio impreso. Buenos Aires: Tusquets Editors, 2003. Medio impreso. Los visitantes ingresarán a la web y va a poder elegir el medio de pago que mejor le acomode a su interés y seguridad. Santiago: Lom, 1998. Medio impreso. Se trata de un Dios mágico, al alcance de la mano, a quien se le ruega, pero también, a quien se le pide y se le exige desde un altar de carretera, desde una animita que se yuxtapone, se superpone y hasta se inserta en este mundo paralelo en el que se encuentran estos niños. La niña juega con su propia niñez, con sus ensoñaciones más tenues, haciéndole cada vez una nueva mueca a Dios y a la Patria, a esas entidades que sobre todo entre nosotros los latinoamericanos se entrelazan con la historia finalmente. Chile de hace 30 años, resulta la historia más inmediata. Aguilera, Juan. Informe final-Proyecto DIPUC 89/005E. P. Universidad Católica de Chile. Chile de las primeras décadas del siglo XX. El niño obrero es magistralmente personificado por Pinilla, el que al parecer es un animal del teatro, un chacal de la cultura diría Anita González. Niño guacho, maltratado, burlado por el destino y unas condiciones de una sociedad que nada le dio y que él le devuelve con el gesto épico del paseo de la bandera chilena.
Desde todo esto, La cruzada de los niños es, me parece, una puesta en obra de una dimensión fuerte de lo social-histórico, que ha sido definido, con no poca belleza, como «lo colectivo anónimo, lo humano impersonal que llena toda formación social dada, pero que también la engloba, que ciñe cada sociedad entre las demás y las inscribe a todas en una continuidad en la que de alguna manera están presentes los que ya son, los que quedan fuera e incluso los que están por nacer» (Castoriadis, 185). Todo ello, evidentemente desde el teatro, colocado en los ejes protagónicos de la inhalación de una sustancia, aparentemente barata, con la cual los cuatro protagonista se drogan, manteniéndose en una especie de limbo, y la profusa aparición de una bandera chilena, con lo cual la obra produce una filiación con las artes plásticas chilenas contemporáneas. Cuadernillos, La Cruzada de los niños. Niño muerto, añorado por la niña que vendía flores; personaje doblemente expuesto: a la tierra o mejor, al espacio de un mundo de purgatorio y al espacio o dimensión de la ánima en pena. Ella es una pequeña ramera (denominación medieval de la prostituta) de vestido diminuto y medias rojas por entremedio de las cuales se adivinan unas formas que apenas saben de intercambios sexuales, aunque sí del amor por el Carlos.